Un equilibrado hidráulico óptimo y un control perfecto de la temperatura son dos de las claves para maximizar la eficiencia de las redes de calefacción o refrigeración. Como líderes a nivel mundial en tecnologías de control de calefacción, ofrecemos una amplia gama de productos y soluciones integradas, válidos para aplicaciones urbanas de energía en las condiciones más exigentes. Las soluciones de control Danfoss mejoran la eficiencia de las redes urbanas de energía y permiten al usuario final disfrutar de un ambiente interior ideal, maximizando al mismo tiempo la eficiencia energética. 

Los controladores de presión diferencial garantizan automáticamente el equilibrado hidráulico dinámico en las redes urbanas de energía

El agua fluye a través de una red de suministro de acuerdo con el principio de mínima resistencia. Si no existe equilibrio hidráulico, un consumidor situado más cerca de la fuente disfrutará de un servicio de mayor calidad que otro más lejano.

Los controles de presión diferencial permiten reducir la presión diferencial disponible en un área específica de una red (control de área) antes de cada subestación de abonado de edificio o en cada válvula de control. Al limitar la presión diferencial al valor requerido, la red se equilibra automática y dinámicamente, garantizando que todos los consumidores reciban el caudal especificado.

El sistema permanecerá en equilibrio y no será necesario equilibrarlo de nuevo, incluso aunque la red se extienda a nuevas áreas.

Lo anterior es válido también en el caso de que cambie la ubicación de la fuente de energía, así como durante variaciones notables de consumo. Todo ello no solo contribuye a optimizar la eficiencia energética, sino que mejora el confort para el usuario final.

Los controladores de presión diferencial eliminan las variaciones de presión y optimizan las condiciones de funcionamiento

En sistemas con caudal variable surgen grandes variaciones en la presión diferencial disponible. Al haber sido diseñados para la mínima presión diferencial, esto significa que las válvulas de control se ven obligadas a funcionar con un grado de apertura muy pequeño y, en muchas ocasiones, una presión diferencial muy superior.

Con presiones tan altas, las válvulas resultan ser demasiado grandes, lo cual da lugar a imprecisiones e inestabilidad en el control de la temperatura. Todo ello origina un desgaste y deterioro innecesarios de los equipos, mayores temperaturas de retorno y un perjuicio para las demás válvulas del sistema.

El control de la presión diferencial es, por tanto, la clave para eliminar las variaciones de presión y permitir a las válvulas de control y a las estaciones de vivienda funcionar con una presión diferencial inferior y más estable. Las válvulas de control que funcionan en buenas condiciones mejoran la calidad y la precisión del control de la temperatura, incluso con requisitos de bajo caudal. El sistema conectado permanece protegido frente a picos de presión, fluctuaciones, cavitación y ruidos.